Conciliación personal vs entierro profesional
Conciliar es un derecho que viene avalado por la LEY 39/1999, de 5 de noviembre. Pero como tantos y tantos derechos, que existan, es una cosa, que en la praxis se desarrollen como tal, es otra.
Ya son años desde que la mujer se incorporó al mundo laboral y las tareas familiares hemos de repartírnoslas, (en muchos casos sé que está último verbo –repartir-suena a coña, lo siento, dejaré abierto ese capítulo para otro nuevo post). La conciliación no es un “chollo” con el que nos hemos encontrado por ser padres. Repito, para todos aquellos duros de oído: la conciliación es un derecho, palabra definida por la R.A.E. como “justo y legítimo”.
Cuando concilias, puedes acortar tu horario y por consiguiente tu sueldo. Pero en la mayoría de trabajos nadie reduce el volumen del mismo. Te siguen pidiendo exactamente las mismas cosas, en menos tiempo. Situación: corres que “te las pelas”. Pero eso sí, cuando te vas con la lengua fuera, siempre hay alguien que comenta en voz alta: ¡Ahhh, ya te vas!.
Caer en el error de dar mil explicaciones, (¡que no, que no vas a dormir la siesta!, que tienes que correr al cole, comprar merienda por el camino, recoger a los niños, llevar al pequeño al médico que tiene tos y ayudar al mayor con las mates, que no las entiende), no es siempre la mejor opción. Porque el que suele pedírtelas es un colega o jef@ “encantador” que te recuerde que esta situación es elegida, que tú te la has buscado y que es un marrón para la empresa.
Bueno, pues desde aquí, con todo mi amor y cariño, respondo a esa parte de la población que piensa como ese colega/jef@ anterior: POR SUPUESTO que es una situación elegida, consentida, consensuada y además, me hace feliz, que sea o no un marrón para la empresa, depende del empresario.
Una de las cosas que siempre repetimos en Con Causa es que no separamos la identidad personal de la laboral, somos personas que trabajamos. Nos somos ora personas ora trabajadores.
Conciliar es "un arte", los que lo hacemos, lo sabemos. La importancia del equilibrio en este binomio es fundamental para la empresa. Facilitar al trabajador la conciliación de su vida personal y laboral repercute en positivo sobre la compañía, no sólo porque mejora la imagen social -tanto interna como externa-, sino porque aumenta la capacidad de atraer y retener empleados, creando una plantilla comprometida.
Hay empresas que entienden este concepto y trabajan para facilitar la conciliación, obteniendo mejores resultados en la productividad de sus empleados, que aquellas que por el contrario, “machacan” a sus trabajadores. Estos últimos estarán estresados y desencantados, disminuirá su rendimiento y su sentimiento de lealtad hacia la organización. En cualquier caso mantendrán su trabajo, porque al tener familia, les es necesario.
La conclusión es, que en ambas empresas tendrán que autorizar la conciliación, porque es un derecho legislado, pero una de ellas obtendrá beneficios extras de la situación y la otra, problemas.
Apelo a la inteligencia de los empresari@s, jef@s, compañer@s para allanar el camino hacia un buen futuro profesional para aquel que lo valga y lo trabaje, independientemente de si concilia o no .
Sé que avanzamos y espero que cada vez sean menos los que piensan que conciliar es enterrarse profesionalmente.